Las autoridades afirmaron que buscan garantizar un traslado seguro. Y evitar que se repitan casos como el de un hombre que, en junio último, murió al darse cabezazos contra el avión que lo llevaba de vuelta a Nigeria. En lo que va del año, el gobierno español ya repatrió a más de 8.500 inmigrantes "sin papeles".
Los policías no podrán drogarlos ni hacer uso de la fuerza de forma que puedan poner en riesgo "las funciones vitales del repatriado". Cada inmigrante llevará un estudio médico, para que los efectivos estén al tanto de "cualquier circunstancia médica que pueda afectar la expulsión", según informa hoy el diario español El País.
Los inmigrantes abordarán el avión con las manos atadas con cuerdas y quedará a criterio de los oficiales mantenerlos así durante el vuelo o retirarlas. Mientras dure el viaje, deberán permanecer con el cinturón de seguridad atado. Y sólo podrán retirarlo para ir al baño, lo que podrán hacer escoltados. Si se ponen violentos, "podrán ser inmovilizados con cascos de autoprotección para los repatriados violentos, que impidan que se autolesionen y con cinturones y prendas inmovilizadoras autorizadas", agregó el diario.
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